Guía Práctica MITIGA:
7 pasos/ideas clave
La Guía Práctica MITIGA no nace únicamente para cuando los problemas ya son evidentes, sino para evitar que lo sean.
Desde el primer día del diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer, lo que más influye en la evolución no es solo la medicación, sino la forma en que el paciente y su entorno interactúan en la vida diaria.
Observar con criterio es esencial, pero aún más lo es saber cómo actuar de manera adecuada: la intuición no siempre alcanza, y lo que parece lógico a veces empeora la situación.
MITIGA ofrece un método sencillo y especializado para que familia, médico y trabajadora social actúen de forma coordinada y preventiva, reduciendo riesgos y dando sentido a cada acción desde el inicio.
1. Entender antes de intervenir
La historia de Carmen (y de muchas familias)
Carmen cuida a su madre. Para evitarle frustraciones, empieza a hacer todo por ella. Pero pronto nota que su madre está más apagada. Cree que la enfermedad está avanzando… ¿o está ayudando demasiado?
Por qué importa:
Acompañar sin anular preserva capacidades y autoestima; sustituir demasiado pronto acelera la dependencia.
Errores comunes:
- “Me adelanto a todo para que no sufra”
- “Respondo por él / ella para evitar que se equivoque”
- “Hago lo que haría yo”
Lo que MITIGA propone:
- Ayudar no es sustituir. Lo que la persona aún puede hacer, debe hacerlo.
- Sustituir habilidades acelera la dependencia.
- Antes de ayudar, observa. Antes de intervenir, entiende.
2. Detectar lo que no es la enfermedad
La historia de Luis (y lo que descubrió tarde)
Luis cuida a su padre. Tras una caída nocturna, su padre ya no camina solo. Cree que la enfermedad de Alzheimer ha empeorado. Pero hubo una alfombra arrugada, y el pasillo estaba sin luz.
Por qué importa:
Identificar y tratar pronto estas causas evita retrocesos graves y hospitalizaciones innecesarias.
Evento Médico Evitable:
Algo que empeora al paciente y que podía haberse evitado con una pequeña acción diferente.
Lo que MITIGA propone:
Recuerda una crisis reciente. ¿Qué pasó justo antes? Registra el hecho, la posible causa, y cómo puedes evitar que se repita.
3. Usar el entorno como aliado
La historia de Rosa (y cómo un cambio empeoró todo)
Rosa cambió de sitio la cama y quitó una luz de noche. Desde entonces su padre, Joaquín, está más irritable y desorientado. Creyó que era el Alzheimer, pero fue el entorno
Por qué importa:
Identificar y tratar pronto estas causas evita retrocesos graves y hospitalizaciones innecesarias.
El Alzheimer no solo afecta la memoria: distorsiona la percepción.
Lo que para ti es normal (una sombra, una puerta cerrada, un nuevo mueble) puede provocarle miedo, desorientación o rechazo.
Lo que MITIGA propone:
- Revisa el entorno nocturno.
- Añade una luz cálida.
- Señala una puerta.
- Observa si mejora su orientación.
4. Interpretar los cambios de conducta
La historia de Marcos (y el día que creyó que su madre se volvió otra persona)
Marcos se asustó cuando su madre dijo que la querían envenenar y tiró un plato. Pensó: "ya no es ella". Pero su hermana preguntó: "Y si solo está confundida y tiene miedo?"
Por qué importa:
Entender antecedentes y consecuencias evita escaladas y permite respuestas más eficaces (validar, redirigir, esperar).
No es rebeldía. Es su manera de protegerse.
Lo que MITIGA propone:
Registra un episodio de conducta alterada. Pregúntate: ¿qué pudo provocarlo? Prueba una respuesta distinta: valida, redirige o espera.
5. Observar los efectos de la medicación, no solo administrarla
La historia de Isabel (y la pastilla que dormía más de la cuenta)
Isabel cuida a su tía Antonia. Hace dos semanas, Antonia empezó a dormir todo el día. Justo habían ajustado un ansiolítico. Isabel pensó que era la enfermedad... pero era la pastilla.
Por qué importa:
Observar los efectos permite ajustar a tiempo y prevenir complicaciones.
Problema: Muchos retrocesos son provocados por efectos adversos o dosis mal ajustadas
Lo que MITIGA propone:
Anota cualquier cambio que coincida con un ajuste de medicación.
6. Cuidar a quien cuida: tú también importas
La historia de Pilar (y el día que pensó en rendirse)
Pilar cuida a su marido Miguel. Le quiere, pero a veces le grita. Se siente culpable y agotada. Pensó en rendirse. No por falta de amor, sino por desgaste.
Por qué importa:
Si el cuidador se quiebra, el cuidado se desmorona; su bienestar es parte del plan de tratamiento.
El tratamiento no es solo farmacológico y terapéutico, también es relacional
Lo que MITIGA propone:
Anota cualquier cambio que coincida con un ajuste de medicación.
7. El cambio en el cuidado comienza con un plan estructurado
La historia de María (y su sensación de vivir siempre a ciegas)
María cuida a su padre. Lee, se informa, pero cuando hay una crisis, se bloquea. En la consulta, no sabe qué contar.
Por qué importa:
Sin método, se depende de los acontecimientos.
Con MITIGA, la familia anticipa y da sentido al proceso.
El Alzheimer no es lineal. Lo que no se observa con método, suele malinterpretarse.
Lo que MITIGA propone:
Establece una rutina semanal (mensual o trimestral, según el nivel de deterioro) de revisión y comparte lo registrado en la próxima consulta.
Y ahora, ¿qué sigue?
Aplicar MITIGA no es solo cuidar.
Es prevenir, anticipar y reducir el deterioro evitable
Esto es solo el inicio, ¿qué cambia cuando aplicas MITIGA completo?
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Empiezas a anticiparte en lugar de vivir a la defensiva.
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Tomas decisiones con más confianza, menos culpa.
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El médico puede ayudarte mejor porque tú aportas datos, no solo intuiciones.
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Y lo más importante: la persona que cuidas no está sola frente al deterioro.
Es entonces, cuando tú acompañas con inteligencia, atención y dignidad.
La enfermedad de Alzheimer no se cura.
Pero sí se puede mitigar.
Y cuando eso ocurre, se nota.
En el paciente. En ti. En todos.