5. Observar los efectos de la medicación, no solo administrarla
“No basta con que la tome. Hay que saber si le está haciendo bien… o daño.”
La historia de Isabel (y la pastilla que dormía más de la cuenta)
Isabel cuida a su tía Antonia. Desde hace dos semanas, Antonia duerme casi todo el día y apenas habla. Isabel pensó que la enfermedad avanzaba… hasta que recordó que el médico ajustó un ansiolítico, y que ella misma le daba una dosis extra cuando la notaba nerviosa.
No era la enfermedad: era un efecto secundario no observado.
Cinco errores frecuentes
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Cambiar dosis por “intuición”: Efectos inesperados
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Repetir dosis por olvido: Sobre sedación o interacción
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No anotar los efectos: Dificulta ajustes médicos
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Asumir que todo es Alzheimer: Se normalizan retrocesos evitables
Lo que MITIGA propone mirar de otro modo
El error no suele ser olvidar la medicación, sino no observar sus efectos.
Cambios de ánimo, sueño o conducta pueden deberse a un fármaco nuevo, a una dosis mal ajustada… o incluso a decisiones que tomamos “por intuición”.
Sin observación, el médico no puede ajustar bien el tratamiento.
Qué puedes hacer esta semana
- Haz una lista de todos los medicamentos actuales.
Incluye gotas, suplementos y “los que da solo a veces”. - Vincula cambios recientes con posibles efectos de medicamentos.
Solo busca relaciones temporales, no certezas. - Prepara una frase útil para el médico:
“Desde que toma X, hemos notado Y.”
La pregunta que cambia la lógica:
“¿Estoy solo cumpliendo con dársela… o estoy viendo cómo le afecta?”
Lo que MITIGA te recuerda
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La medicación necesita observación, no solo cumplimiento.
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A veces, lo que parece empeorar… es reversible.
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Tu observación puede mejorar o empeorar un tratamiento.